Mis abuelos y sus hijos salieron de su casa en Castilla-León buscando un futuro mejor, como mucha otra gente y llegaron a Bilbao, no fue fácil, los trabajos eran duros y con pocos derechos, lejos de todo lo que conocían.
Allí pasaron 70 años.
Yo nací en Madrid, pero cada puente, Navidad, Semana Santa y durante las vacaciones de verano me llevaban a casa de los abuelos.
Los mejores momentos de mi infancia y juventud los pase allí, en una época en la que no había casi coches, podíamos jugar en las campas, en la calle, en la playa y no había conciencia de peligro.
Tenía amigos, primos y vivía en el pueblo más bonito de la costa, Las Arenas, donde mis abuelos trabajaban.
Eran tiempos políticamente complicados, una dictadura y ETA en el País Vasco, los sentimientos nacionalistas se entremezclaban con los laborales, las clases sociales estaban muy diferenciadas. Pero yo era un niño, un joven, solo de vez en cuando alguien en alguna pelea de pandillas se manifestaba:
“borono”
“koreano”
“madrileño”
“centralista”
Y comenzaba una larga diatriba sobre el tema.
Yo solo sabía que volver a Madrid era un castigo, dejar los amigos, la libertad, perder el olor a tierra mojada, a mar…
Yo amo esa tierra, la extraño cada día y no veo el momento de volver a casa.
Aquí os estamos esperando...
ResponderEliminarVuestros amigos de Bilbao.