sábado, 4 de abril de 2015



COMO ESTAMOS


Los amigos, la gente que nos ve cada día, se sorprende de cómo estamos llevando este suceso, creo necesario explicar que el dolor es inmenso, incalificable, pero Ariadna nos ha dejado tanto amor por todas partes que nos ha infundido una especie de fuerza para avanzar.
Lo primero fue la maravillosa carta que nos dejó, tan perfecta que hasta la psiquiatra que nos asiste y los psicólogos se sorprenden.
Afortunadamente nos ha eximido de toda culpabilidad, nunca tuvimos un problema con ella, éramos una piña, tanto que nos ocultó su dolor para no hacernos daño, a nosotros, al psicólogo, a sus amigos…
Ahora sabemos que cayó en una depresión profunda, lo vio la psiquiatra en la carta, le parece impresionante que pudiera disimular, ponerse el despertador cada día y salir a pasear con nosotros como si solo fuera lo que nos dijo, un bajón de ánimo por la presión que se ejercía en los estudios.
Durante los tres meses decisivos, vimos películas, hablamos de todo y buscamos todas las formas de intentar que ella  le quitara importancia a su “bajón”, nos reíamos, nos besábamos, tratamos de aportarle nuestra experiencia, todo pasa y tenía una vida por delante.
No sabíamos que la depresión es la peor de las enfermedades, no avisa y no hay información suficiente para conocer cómo atajarla.
Hoy si, desgraciadamente hoy sabemos mucho más, que hay un 20 por ciento de la población que es PAS, personas con alta sensibilidad, es decir que les afectan las cosas mucho más que a los demás y que Ariadna estaba dentro de ese grupo.
Nuestro mayor error ha sido querernos tanto los tres que nos protegíamos constantemente, por eso no nos dejó ver su dolor, pero no podemos acusarnos de eso.
Es por esto que intentamos cada día recordar los miles de momentos felices que hemos vivido y no quedarnos con lo peor, difícil trabajo, pero recordar el peor día de nuestra vida nos parece que es ofenderla, como si fuera más importante que todo lo anterior que nos dio y lo que nos ha dejado.
Somos fuertes casi todo el rato, por ella, porque es lo que nos ha pedido, lo que se merece.
El cansancio es enorme, aunque gracias a todos los que están a nuestro lado, sacándonos de casa, con mensajes, llamadas, viajes, nos vemos protegidos y avanzamos.
Gracias a todos, no nos cansamos de decirlo, gracias por el respeto, por la cantidad enorme de información que nos dais de las cosas buenas que hizo Ariadna.