domingo, 6 de mayo de 2012

Querida tía Nina


No me ha dado tiempo a escribirte una carta, pero todo lo que podía decirte ya lo sabias, que te quería mucho y que si tuviera que describirte con algo serias mermelada de ruibarbo con fresas, un ramo de peonias y risas.
El ultimo día que hablamos me dijiste que se te había pasado todo muy rápido, a mi también, me parece ayer cuando llegabas con la maleta cargada de avellanas y los regalos mas extraordinarios, porque venían del extranjero, por las navidades tan maravillosas que me has hecho pasar, por los veranos en Salou cuidándonos a todos como una mama gallina y a la vez dejándonos disfrutar con libertad.
Tenía una duda enorme, muchas ganas de verte y pincharte con la barba al darte muchos besos, y ninguna de verte en una cama de hospital vencida por la enfermedad.
Ahora me quedo con tu imagen en la cocina con esos desayunos de horas mientras hablábamos de lo divino y de lo humano o asomada al balcón con 10 grados bajo cero porque tenías calor.
Quería haberte dicho que le contare a Noé todas las tonterías que hemos hecho, todas las veces que chinchábamos a Tila, para que me dijeras que eso no debía hacerlo, que esas cosas no se cuentan, pero hay que contarle eso y todo lo que eras, ganas de vivir.
Donde quiera que estés, guapísima con el vestido rojo de la boda de Ana Mari y Dominique, con una sonrisa en tu cara porque sabes que te queremos mucho y que vamos a acordarnos de ti con alegría.