Durante mi infancia, hace décadas, muchas, me llevaban a los
toros, era otra época y España era toros, flamenco y silencio, mi padre era
cazador, tuve también una escopeta de aire comprimido, en el pueblo salíamos a
cazar pájaros, un día mate una golondrina y todo cambio, de repente me di
cuenta de que no tenía sentido, que había hecho algo malo, muy malo, fue la
última vez que le dispare a un ser vivo y comprendí lo absurdo de divertirse
matando.
He vuelto a los toros solo una vez más para que alguien
viera el ambiente de una plaza, nunca más.
Si bien no estoy de acuerdo con hacer daño a los animales de
forma gratuita, no soy vegano ni exagero hasta la ñoñería el respeto por ellos,
existe un orden natural que nos hace alimentarnos para sobrevivir, igual que lo
hacen los animales, no hay leones vegetarianos.
Pero si creo que hay unas normas que tener en cuenta,
infligir el menor daño posible a todo ser vivo y respetar por encima de todo
que cada uno aprenda con el mejor ejemplo, aquí es donde me han dolido los
comentarios a raíz de la muerte del torero Iván Fandiño, quien se alegra de la
muerte de otro ser vivo está cayendo en el mismo error que critica, se
convierte en un asesino moral, en un ser despreciable, como los que se
alegraron de la muerte de Bimba Bosé, de David Delfín, de todos aquellos que
viven o piensan distinto a nosotros y a los que algunos se creen con derecho a
imponer su forma de pensar, dictadores encubiertos con “buenas intenciones”.
La democracia, el respeto, la tolerancia… no son cosas fáciles
ni desde luego adaptables a nuestros criterios, tienen normas estrictas que
solo cuando se cumplen tienen pleno sentido. Querer modificar estos principios
a nuestra voluntad, cada vez que algo no nos parece bien, no es posible.
Hoy he sentido la enorme crueldad de aquellos que creyendo
que defienden a los animales, han hecho un daño inmenso a la familia de este
torero, un daño gratuito, inoportuno y que le resta valor a algo tan hermoso
como la defensa y el amor a los animales. Con vuestras palabras habéis clavado
pica y banderillas en el corazón de su madre, su mujer, las personas que le
querían, en todos los que creemos que hacer daño por placer nos resta
humanidad.
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